Crónica de dos abuelas anunciadas.

Abuela número 1.-

Mi abuela paterna, fusión entre la caguama tortuga y la caguama que marca los 3.9 grados de alcohol decidió terminar su vida con una cirrosis hepática. Fiel amante de las tecates y dedicada esposa de las coronas, mi "Yaya" cómo paradójicamente le decíamos, era capaz de tomarse un lustro de cervezas  y recorrer distancias considerables para volver a llenarlas, tenía un fuerte sentido de la orientación para llegar al mercado más cercano y saciar de nuevo sus errores, sus penas y sus ya vacías caguamas, y así volver a casa donde nació para terminar con una década de ellas derramadas sobre sus recuerdos. Nunca se perdió entre el expendio, la ebriedad y el regreso a casa, esto sin duda es una técnica de estas tortugas quienes fiel mente son capaces de regresar al lugar en que nacieron para desovar. Fue así mi yaya, quien parte de su vida vivió cómo una de estas hermosas tortugas y solo lo único que le falto fue vivir el tiempo que ellas.

 Abuela número 2.-

Mi abuela materna fusión entre Mantis religiosa y la iglesia, decidió llevar su vida entre los golpes de pecho,  las oraciones y la palabra de dios. Fiel amante de los versículos, los salmos y los proverbios, era capaz de explicarlos con la memoria del corazón, sin embargo su pasado le exigía que cualquier pasaje bíblico fuera proclamado con pasión y no solo con devoción, por que como ella decía: Las pasiones son buenas, siempre que eres dueño de ellas, son malas cuando nos esclavizan. Posiblemente siempre pensé que mi abuelita Linda quien le hacia honor a su nombre, fuera esclava de la iglesia, hoy cambio de opinión pues dios es amor y ella también era un amor.

De mi Yaya extraño sus memorias, pues aunque fueran turbias siempre tenían algo de pasión y devoción, Y claro, mucha cerveza. De mi abuelita Linda extraño su sazón en la comida, su pan, y por que no, también sus proverbios.

Así es que donde quiera que estén feliz día del abuelo. 

Escrito: Bustamante.
Fotografías: Karsten Thormaehlen