NOCTURNO ETERNO


CUANDO los hombres alzan los hombros y pasan

o cuando dejan caer sus nombres

hasta que la sombra se asombra

Cuando un polvo más fino aún que el humo

se adhiere a los cristales de la voz

y a la piel de los rostros y las cosas

Cuando los ojos cierran sus ventanas

al rayo del sol pródigo y prefieren

la ceguera al perdón y el silencio al sollozo

Cuando la vida o lo que así llamamos inútilmente

y que no llega sino con un nombre innombrable

se desnuda para saltar al lecho

y ahogarse en el alcohol o quemarse en la nieve

Cuando la vi cuando la vid cuando la vida

quiere entregarse cobardemente y a oscuras

sin decirnos siquiera el precio de su nombre

Cuando en la soledad de un cielo muerto

brillan unas estrellas olvidadas

y es tan grande el silencio del silencio

que de pronto quisiéramos que hablara

O cuando de una boca que no existe

sale un grito inaudito

que nos echa a la cara su luz viva

y se apaga y nos deja una ciega sordera

O cuando todo ha muerto

tan dura y lentamente que da miedo

alzar la voz y preguntar “quién vive”

Dudo si responder

a la muda pregunta con un grito

por temor de saber que ya no existo

Porque acaso la voz tampoco vive

sino como un recuerdo en la garganta

y no es la noche sino la ceguera

lo que llena de sombra nuestros ojos

Y porque acaso el grito es la presencia

de una palabra antigua

opaca y muda que de pronto grita

Porque vida silencio piel y boca

y soledad recuerdo cielo y humo

nada son sino sombras de palabras

que nos salen al paso de la noche


Poeta: Xavier Villaurrutia (1903-1950)

Pintura: Francis Bacon, Two figures, 1953

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